lunes, 26 de marzo de 2012

Me traje ésta soledad que es la de no estar solo, la que se invita sola a sentar en la mesa, la que sienta cabeza, la que duele en los huesos, la que nunca me besa (pero me llena de besos). Éste acá nomas, a 9 horas de casa, que siempre se me pasa por querer ir sin frenos, éste más si un menos, éste ramo de espinas que no llega ni siquiera a la espina. Pero me encantó tu pueblo y tu boca estrellada, tu sonrisa iluminada y tus brazos abiertos, tu sueño despierto y tu yerba lavada y verte más que nada. Convidame un matecito más, después nos vamos a ver el cielo y si me animo, te cuento cuanto, cuanto me gustas. 

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