martes, 22 de febrero de 2011

Y este fue mi testamento, de un amor que de contento, no me dejó ni el sudor, sólo queda despedirme, con voz ronca, pero firme (el mal trago ya pasó). Medio vals, mitad ranchera, le pongo el nombre que quieras, milonguita, o rocanrol; acá adelante de todos, te estoy diciendo a mi modo: buena suerte, chau, adiós!

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